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Suelten las amarras! y desplieguen las velas! A navegar el abismo

V

Pero, ¿No lo ves?
De repente el invierno sube desde los dedos. Baja desde los labios.
Este oxímoron ridículo en la garganta, estas manos pobres.
Desde hace mucho, ¿No lo ves?
Las distancias se hacen cortas cuando se ve bien:
Sentada en el manubrio, del otro lado de la mesa.
Peor aún es ahora: mucho más cerca.
Atrás del oído, adentro de los ojos, pegado a la garganta.
No quiero que te vayas,
En serio, ¿No lo ves?

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