Jorge Dorio: Bueno, es una excusa esto del filtro, pero, en verdad, me
parece que se merecen más la dedicatoria las personas que aman sin filtro.
Quiero decir, aquellas personas… imagínese, digamos, un seductor al azar, vamos
a ponerlo a ud. ¿Estaría conforme si obtuviese el fruto del amor a partir de un
filtro determinado, de una poción? Algo dentro de ud. –por supuesto que
accedería, inmediatamente no?- pero después de eso, sentiría que no fue una
victoria propia, que hay algo de injusticia en todo eso. Me parece que a la
hora de festejar algo, antes que festejar un filtro, mejor pensar en “la novia
ausente” y quedarse con las ganas.
Alejandro Dolina: ¿Puedo lanzar un despacho en disidencia? A mí me
parece que después de todo siempre se obtiene a la persona amada, se llega, se
conecta uno con la persona amada, obtiene lo que uno busca con algún filtro. A
veces es un gualicho preparado por una bruja, andá a saber qué mejunje, un
tomate, por ejemplo, otras veces son unas palabras, otras veces una apariencia,
y otras veces es uno mismo el filtro. “Yo soy –podría decir uno- mi propio
gualicho”. Lo que señalo yo es la dificultad de establecer el punto donde
termina la persona ¿Dónde termina? ¿En la piel?
Un gualicho es algo q no es uno, q está fuera de uno y por lo tanto es considerado "trampa". Pasa que a Dolina es tan relativista que para el lo único q vale es la sensación, sea ilusión o no, venga de quien venga con el animo o la intensión.
ResponderEliminarNo necesariamente es algo ajeno a uno. Me parece que Dolina se refiere a eso exactamente, a esos "hechizos" de uno para conquistar al otro.
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