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Suelten las amarras! y desplieguen las velas! A navegar el abismo

Libertad

Ensayo hecho a partir de la frase: "El hombre enamorado es el único esclavo que no anhela su libertad"

¿Es el amor el opuesto a la libertad? ¿Es el hombre enamorado un esclavo, y por ende, aquel que vive en libertad no ama?
A través de los años, el añor fue pensado, discutido, desarrollado y cuestionado por todas las ramas de conocimiento y cultura. Todos se han preguntado al menos una vez respecto al amor.
La literatura más clásica, nombrando reconocidos autores como Sófocles, Shakespeare, Quevedo, Sor Juana Inés de la Cruz y Jorge Luis Borges, para ser escueta, muestran al amor como aquello que se siente cuando el objeto de mayor deseo es también aquello que más hace sufrir; que más esclaviza.
Generación tras generación, hombres y mujeres viven creyendo que sólo si se actúa por instinto, descabelladamente y sufriendo, se logra amar de verdad.
Estar enamorado es ser un esclavo que no anhela libertad... Muy poético. Es decir, entonces, que el hombre enamorado es aquel que es esclavo de lo que siente, de su deseo, su pasión, la intensidad de su locura con un sólo objetivo, siempre inalcanzable. Que además es esclavo de alguien, ya que da todo sin reclamar nada, desviviéndose por una sonrisa, una caricia, una mirada. El único pedido que se hace es la reciprocidad del otro, esclavizarlo. ¿Para qué la libertad cuando se ama: esclavo y amo?
¿No estamos muy equivocados? "Esclavo" hace explícita referencia al sufrimiento y al dolor. Ser esclavo de nuestros instintos, nuestra parte no racional, sólo porque esto significa que se siente real amor, puro. ¿Qué tan mal razonamos para llevar adelante una idea así?
En mi opinión, el amor es la mayor expresión de libertad que el hombre puede sentir. Ampliando el término, el amor hacia alguien, quien quiera que sea, hacia algo, es la demostración fehaciente de que la creatividad del hombre tiene límites desconocidos y maravillosos. Los animales, en su instinto, no aman. No pueden. Llevamos en el cuerpo instintos animales, de protección, de seguridad, de resistencia... Pero, ¿Amor? No desvaloricemos la infinita imaginación de la mente humana, que nos llevó a crear un sentimiento. El más amplio, más discutido, más pensado...
En conclusión, dejemos el sufrimiento, la esclavitud, el dolor y el instinto para la literatura y la ficción; y cambiemos nuestra mente. Comencemos a amar con la inmensa libertad que eso conlleva. Dos de las mejores cosas que pudo sentir alguna vez la humanidad.

2 comentarios:

  1. Y cómo sabemos que los animales no sienten amor? El amor humano se siente en el tacto, en el olfato, en la vista, no solo en lo carnal, no es así? Y acaso los perros no reconocen a sus crías por el olor?
    Es ingenuo pensar que nuestro amor es MÁS amor que el de otras especies, y más aún creer que somos creadores del amor. Es volver a la época de Galileo y creer que somos el centro del universo, el centro de las especies sobre la tierra.
    Simplemente porque sea una amor diferente no es un amor menor, es más, ni siqueira lo conocemos. Tal vez somos un perro y nos encantaría amar como perros, peor somos humanos... y nos gusta amar como humanos.
    De todos modos es precioso el ensayo, te convence. Pero me sigue generando dudas, ya lo hemos hablado...

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  2. mirá cerdito! no me vengas a tirar abajo mi pensamiento con tu amor animal eh! jajajajajjaa

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